Milagro en la cama 25 – Gustavo Romero
Los días venían discurriendo normalmente. Todos ejercíamos nuestras rutinas casi sin pensar. Mecánicamente respetábamos horarios, puestos de trabajo, relaciones vecinales,…
Los días venían discurriendo normalmente. Todos ejercíamos nuestras rutinas casi sin pensar. Mecánicamente respetábamos horarios, puestos de trabajo, relaciones vecinales,…